-Y qué me dices, ahora que no está, de todas las sonrisas que habré visto asomar tímidamente bajo su mirada, gritándome que sea yo. Pidiéndome que me olvide de la luna y brille por mí misma. Rogándome con experta sutileza que me despiste y baje la guardia, que brille para ella.
-Y qué me dices tú, ahora que no va a volver, de todas las veces que habrás soñado por algo tan accidental como un sencillo gesto...
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