domingo, 12 de agosto de 2012

People

Tan extraordinariamente vieja como para recordar el tacto de la madera de aquella carabela, y la textura de sus velas. Tan vieja que aún huele la pólvora del 3 de mayo, y siente las balas de Vietnam. Aún percibe el terror en los vagones destinados a los campos de concentración, y la nostalgia de las personas que no pudieron volver nunca a aquella ciudad fantasma. También ve la alegría de los buenos momentos, como cuando la gente repara sus errores, o las masas deciden vivir de verdad durante tres días de paz y música, como en el 69. Sí, también oye música. Oye los gritos de las fanáticas en un concierto de los Beatles, y las palabras de los discursos que se pronunciaron antes de morir. Ve cosas hermosas. Ve todo París desde lo alto de la recién construida torre Eiffel, y después observa a una pareja que hace lo mismo. Ve a la humanidad moviéndose en masa y en cadena, ve cómo entre todos se turnan los problemas y las soluciones, ve cómo cambian las generaciones y las formas de entender la vida, pero a su vez las sonrisas y las lágrimas siempre significan lo mismo. Por último, pasea entre sus recuerdos de mayo del 68, y al volver a la actualidad, se da cuenta de que hay gente que nunca será capaz de ver como ella.

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